Artículos > Columna: ¿Por qué se debiese regular el uso del Cannabis en Chile?

Noticias - 21 marzo, 2021

Columna: ¿Por qué se debiese regular el uso del Cannabis en Chile?

El Reglamento de Estupefacientes y Reglamento de Psicotrópicos, ambos de 1983, prohíben, entre otros, la importación, exportación, tránsito, extracción, producción, expendio, posesión y tenencia de cannabis y sus derivados. La única excepción, contemplada hasta antes del 1 de diciembre de 2015, era el uso de estas substancias para investigación científica, previa autorización del Instituto de Salud Pública (BNC, 1984).

El cannabis es la sustancia ilícita más consumida en el mundo. Los estimados de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), apuntan a que 180 millones de personas la consumen mundialmente cada año. En el caso de Chile, a pesar de su prohibición, es el tercer consumidor de marihuana mundial, con un 14% de la población, solo por debajo de USA e Israel (Rand Corporation, 2009).

Se calcula que el gasto registrado por dicha droga oscila entre los 40 y 120 millones de euros en 2009, proporcionando a especuladores criminales un lucrativo flujo de ingresos no sujeto a impuestos. Es por lo anterior que regular el mercado parece lo más lógico dado que existe un amplio mercado nacional que incluye una gran cantidad de consumidores, alto consumo y un precio elevado del cannabis (Control del abuso de la comisión interamericana para las drogas, 2018).

¿Cuáles son las principales ventajas y desventajas de tener un mercado regulado del cannabis?

La regulación del cannabis permitiría poder transar el dinero de aquel mercado legalmente, desplazando paulatinamente al mercado negro y avanzando en la protección laboral y social de los actores involucrados. Este rol cumple doble propósito, ya que por un lado puede disminuir la cantidad de tráfico (caso uruguayo, recuadro derecha) y por el otro recaudar impuestos, que hoy en día son inexistentes y sólo gasto para el estado.

Un estudio preliminar basándose en la cantidad consumida, número de consumidores y precio percibido del cannabis, pronostica que si se establece un esquema impositivo similar a la forma de recaudación del tabaco y/o del alcohol, la recaudación vía impuestos llegaría cerca del 1% de la recaudación de los ingresos del Estado, equivalente a un 0,3% del PIB 2019 (Villagra, 2019).

Además, dada la caída en el PIB durante la pandemia, este porcentaje es altamente probable que pueda aumentar, lo que hace más llamativa la propuesta. Por un lado no ha disminuido la demanda por cannabis, lo que la transforma en una fuente estable de ingresos. Por otro lado, la recaudación del Estado se ha visto mermada, y de esta forma su proporción de la torta en los ingresos tendería a ser aún mayor. Es decir, bajo esta mirada es un momento altamente oportuno.

Otro punto a favor de regular es que puede legislar para poder proteger a los más jóvenes. Hoy, prácticamente toda la marihuana transada es bajo la ilegalidad. En este contexto, llega directamente a los jóvenes y adolescentes sin un claro control de la calidad y/o pureza de esta, lo que es claramente perjudicial para su salud. Al regular el mercado se puede generar un proyecto símil al del alcohol y tabaco que penalice la venta a este grupo de personas y haga efectivo el cumplimiento de la ley principalmente coordinando con los proveedores del producto, ya sean dispensarios u otro tipo de figura legal oferente (Transform Drug Policy Foundation, 2015).

Respecto a la calidad del producto, cuando las personas adquieren marihuana no saben la potencia ni la calidad del producto que están ingiriendo, lo que por este desconocimiento podría dañar su salud. Al regula el mercado se puede legislar para que haya una calidad base e información certificada disponible, ya sea por ejemplo etiquetando o creando categorías de productos que permita a los consumidores estar en mayor conocimiento qué están utilizando (Transform Drug Policy Foundation, 2015).

Por otro lado, es atingente regular porque se pueden generar/mover empleos al mercado legal, siendo beneficioso para todos que existan más puestos laborales ya que posterior al estallido social y la pandemia COVID-19, se han destruido muchos puestos de trabajo. Sin ir más lejos, según datos del Centro de Economía y Política Regional (CEPR de la Universidad Adolfo Ibáñez), sólo en la Región Metropolitana existió una reducción de 650 mil personas empleadas y un incremento de 154 mil personas desocupadas entre el trimestre julio-agosto septiembre y el mismo del año 2019 (CEPR, 2020) . En el trimestre agosto-octubre de 2020, la estimación de la tasa de desocupación nacional fue 11,6%, incrementándose 4,5 puntos porcentuales (pp.) en doce meses (INE, 2020).

Un argumento que favorece la regulación también considera los múltiples estudios que se están llevando a cabo a nivel mundial del uso del CBD para terapias y medicina, donde se ha ido avanzando en temas de I+D+i, creando avances que son útiles tanto a nivel local y mundial. Un ejemplo es que el cannabis puede ayudar a reducir la dependencia de otras drogas, principalmente a través del uso del CBD o marihuana medicinal (Bouso, 2015).

Actualmente en Chile, Fundación DAYA se encarga de investigar y promocionar las terapias alternativas, además de velar por políticas públicas que permitan una mayor regulación del mercado (recuadro izquierda). En línea con la profundización del conocimiento, la Universidad del Rosario en nuestro país vecino ha abierto un postgrado sobre el uso medicinal del cannabis para profesionales de la salud.

El argumento principal que se utiliza a nivel de políticas públicas internacionales en contra de la regulación es que podría aumentar el consumo y la ilegalidad busca mantener a las personas alejadas de ésta, además de criminalizarlas y buscar un rechazo social al estar llevando acciones ilícitas al comprar, vender, producir e intercambiar. Sin embargo, este argumento cae al demostrarse el caso de Ámsterdam, en Los Países Bajos, donde el consumo posterior a la regulación descendió y es menor incluso al promedio OCDE. “Después de remar durante 34 años contra la prohibición global en materia de drogas, Holanda reporta niveles de consumo por debajo de la media europea y demuestra que es posible tolerar el uso de ciertas drogas sin crear generaciones perdidas”.

¿Qué podemos aprender y rescatar de la evidencia de la regulación en otros países?

La prohibición del uso de drogas no hace que desaparezcan, mientras que regularlas pueden ayudar a que se recauden impuestos que pueden ser reinvertidos en la misma política, mejorar la calidad e información de los productos y crea puestos laborales entre otros Spillovers positivos.

La no regulación del mercado solo genera que estemos al margen del problema real de las drogas, ya que no se interviene en pro de mejorar la calidad de vida de las personas. Una regulación puede Reordenar los incentivos presentes en el mercado y por esta vía alcanzar un mejor nivel de bienestar económico y social, tanto económica como socialmente (Transform Drug Policy Foundation, 2015).

Lo anterior se resume en lo siguiente: ya se cuenta con suficiente evidencia, la cual demuestra que la regulación bien implementada genera un bienestar mayor que los posibles efectos negativos que podría acarrear en materia tributaria, laboral y de salud. Hay evidencia en el caso de Canadá, USA y Uruguay, por lo que comenzar con la regulación pareciera más un problema de voluntad política y convicción que de un tema social-científico. Desde Eutopía estamos convencidos que la regulación el camino y que el momento es ahora.

Mijail Villagra
Ingeniero Comercial, mención Economía
Universidad de Chile.
M.A. International and Development Economics – HTW Berlin

Esteban Roman
Ingeniero Comercial, mención Economía
Universidad de Chile.
M.A. International and Development Economics – HTW Berlin

FUNDACIÓN
EUTOPÍA

Una Eutopia es el aterrizaje de aquel sueño idealista y etéreo al que nunca llegaremos para acercarlo a una utopia terrenal, práctica, razonable y realizable por la ciudadanía. Un mundo sin drogas es una verdadera falacia, pues las drogas siempre han existido al igual que su consumo. De manera concreta, lo que sí es viable es aprender como sociedad a convivir en un mundo con drogas, resguardando la salud de los usuarios, educando a la población y previniendo posibles riesgos o daños. Regular con sensatez y responsabilidad, en conocimiento que las drogas siempre existirán, es nuestra Eutopia.