Noticias - 4 febrero, 2020
Un congreso aborda cómo minimizar el daño en la salud y la sociedad de los estupefacientes. La directora de Harm Reduction International, Naomi Burke-Shyne, repasa las claves
La reducción de daños es un concepto que parte de la idea de que las drogas no van a desaparecer. Hay personas que ya sea porque no pueden dejarlo o no quieren van a seguir consumiendo, así que esta tendencia apuesta por mitigar al máximo el impacto que producen en la salud y en la sociedad con más y mejor regulación. El ejemplo más conocido es la metadona, un fármaco que causa adicción y perjudica a quien lo toma, pero que es mucho menos dañino que la heroína a la que sustituye.
Oporto celebra desde el pasado domingo la 26ª conferencia de Harm Reduction Internacional (HRI), donde expertos de 90 países evalúan estas políticas, que van más allá de la sustitución de opioides: espacios seguros para inyectarse, centros de análisis de narcóticos para que quienes las toman sepan exactamente qué consumen, atención a trabajadores sexuales. Son medidas polémicas en muchos lugares, pero respaldadas por una amplia evidencia: allá donde se usan mejora la salud de los toxicómanos, se controlan brotes de enfermedades infecciosas como tuberculosis, sida o hepatitis, y la seguridad aumenta. No es casualidad que Portugal sea sede de este encuentro: hace 20 años el país comenzó a trabajar en la descriminalización de los usuarios de drogas, una estrategia que ha situado al país como pionero y referencia internacional en la materia.
Naomi Burke-Shyne, directora ejecutiva de HRI —que ha invitado a EL PAÍS a este congreso—, ha hecho un efusivo llamamiento a que los países donaran fondos al Fondo Global contra la Tuberculosis, el Sida y la Malaria, un organismo multilateral que recauda dinero de gobiernos y ONG para luchar contra estas enfermedades. La reducción de daños es una de sus herramientas para frenar unas dolencias que suelen impactar especialmente a los consumidores de estupefacientes. Francia será sede en octubre de una asamblea donde los donantes se comprometerán a aportar dinero para los próximos tres años. España lleva desde 2011 sin dar un solo euro y la situación política ha propiciado que no esté claro si va a volver a hacerlo.
Pregunta. ¿Por qué son importantes las políticas de reducción de daños?
Respuesta. Porque la droga está presente en la sociedad desde hace cientos de años. Hemos asistido a su criminalización, que ha provocado que los consumidores no sepan lo que están tomando, así que estas medidas permiten a las personas tomar decisiones informadas e, idealmente, tener acceso a utensilios esterilizados que eviten transmisión de enfermedades. En el mejor escenario, también acceso a test de narcóticos, para que conozca lo que consumen. Es importante porque salva vidas. En las últimas tres décadas la evidencia ha demostrado que ha reducido el contagio de enfermedades. Y, también, porque cuando ves a los usuarios de drogas te das cuenta de que tienen vidas complicadas y la reducción de daños les ayuda.
CONTRA EL NARCOTRÁFICO, CULTIVA TUS DERECHOS Por Claudio Venegas R. Psicólogo U. de Chile Director Fundación Eutopía “Contra el narcotráfico, cultiva tus derechos”, así rezaba el lienzo que encabezó la primera manifestación pública y masiva de Chile que organizamos para exigir una nueva política de drogas y una nueva regulación para el cannabis. Fue […]
Fundación Eutopía ha elaborado una encuesta para construir una nueva regulación integral sobre cannabis de manera democrática, amplia y participativa. Con el propósito de respaldar el estudio sobre el uso de marihuana, su intensidad de consumo y la sensibilidad al precio, Fundación Eutopía ha preparado un cuestionario que no tarda más de 8 minutos en ser […]
Una Eutopia es el aterrizaje de aquel sueño idealista y etéreo al que nunca llegaremos para acercarlo a una utopia terrenal, práctica, razonable y realizable por la ciudadanía. Un mundo sin drogas es una verdadera falacia, pues las drogas siempre han existido al igual que su consumo. De manera concreta, lo que sí es viable es aprender como sociedad a convivir en un mundo con drogas, resguardando la salud de los usuarios, educando a la población y previniendo posibles riesgos o daños. Regular con sensatez y responsabilidad, en conocimiento que las drogas siempre existirán, es nuestra Eutopia.